top of page

La música de mi vida: un retorno a la raíz (parte 2)

  • Foto del escritor: Sebastián Cerón
    Sebastián Cerón
  • 9 may
  • 3 Min. de lectura

Dando continuidad a este relato, me dispongo a contarte cómo fue que el Yoga favoreció la transformación natural de mi hacer musical.


Escuchando el Llamado del Amor

Después de 2 años de estar fuera de Colombia, me despedí de Buenos Aires para retornar al territorio natal y reencontrarme con la familia. Y con el propósito de hacerlo “piano piano”, es decir, más digerible, me enrute en un peregrinaje de un mes, para dejar atrás las pampas sureñas en dirección norte hacia las amadas montañas de la Cordillera Central donde se erige nuestra Manizales del Alma.


Llegué justo a tiempo para la celebración del año nuevo (2011), dizque con la intención de quedarme, y si me quedé, pero solo durante 1 mes exactico (jejeje). La invitación del Ser era regresar al sur con un cometido fuerte y claro, formarme como Profesor de Yoga. Y así lo hice, me devolví con el corazón rebosante de fe y USD$100 en el bolsillo.

Diría que el 2011 fue un año extraordinario, ¿la razón? tenía el propósito súper claro, y eso hizo la diferencia para disfrutar del recorrido con sus regalos reservados sin extraviarme del objetivo.


Graduación primer profesorado de yoga en Buenos Aires, Argentina. 2011.
Graduación primer profesorado de yoga en Buenos Aires, Argentina. 2011.

Escuchando el Llamado del Amor

Uno de esos invaluables tesoros reservados fue la profunda y amorosa influencia que el Yoga tuvo en mi entendimiento de la música y en el redescubrimiento de mi práctica musical, que naturalmente había venido transformándose hasta el punto en que ya no sentía tanto interés en seguir tocando batería. Ya que había comprendido y sentía con gran claridad que el propósito esencial de la percusión en mi camino se había cumplido cabalmente. Y aunque seguí tocando la percusión, mi interés se acentuó casi por completo entorno a la exploración del sonido, la voz y otros instrumentos musicales como fuente primordial para la transformación de la consciencia. Desde el 2012, este es el enfoque que da sustento opimo a mi hacer inspirado en el campo de la música.


Con una comprensión completamente renovada sobre el propósito de la música de mi vida, la inspiración compositiva se deleitaba y alimentaba especialmente de un sentir cada vez más apreciable. Había empezado a probar el néctar de Chidākāśa, un término de la tradición del Yoga que se traduce como el "espacio de la consciencia" o "cielo interior". Los textos hindúes lo describen como el fundamento y la esencia perdurable detrás de toda la realidad percibida, no afectado por la naturaleza transitoria de las formas físicas. Todas las actividades toscas y sutiles de la consciencia tienen lugar en él; es el cielo de la consciencia en donde todo se disuelve.



Cuando el Cielo Interior Florece en Tierra Natal

A partir de esta nueva perspectiva y de regreso en el suelo natal, se fueron gestando rencuentros y nuevas amistades, que dan lugar a proyectos musicales colaborativos con sonoridades y ritmos diversos, pero con un cielo interior mucho más diáfano y dichoso. Un regreso para compartir en nuevos y conocidos escenarios la cosecha de lo vivido durante esos últimos años de estar fuera del país.


Y así, al día de hoy sigo en este florecer del Cielo Interior con música del silencio. Gracias por acompañarme hasta este punto del viaje. Compartir la música que ha tejido el tapiz de mi vida ha sido más que un simple relato—ha sido un ritual sanador, un puente entre lo vivido y lo que está por venir. Cada nota compartida representa una huella en mi sendero, cada acorde una lección aprendida. Este espacio de expresión me ha permitido honrar con profunda reverencia el camino ya transitado, reconociendo tanto sus valles como sus cumbres.


Continúo mi travesía musical en gratitud por lo vivido y con el alma presta a resonar con las melodías que el presente perfecto tiene para mí.

Hasta nuestro próximo encuentro.


Con amor,

Sebastián.

 


Comments


bottom of page